El anarquismo como movimiento social
mantuvo una gran influencia entre la clase trabajadora de Cuba durante el
siglo XIX y principios del siglo XX. El movimiento cobró fuerza especialmente
tras la abolición de la esclavitud en 1886, hasta que fue reprimido primero
en 1925 por el presidente Gerardo Machado y finalmente por el gobierno
marxista de Fidel Castro tras la revolución cubana a finales de los años 50.
El anarquismo cubano se inclinó principalmente hacia el anarcocolectivismo de
Mijaíl Bakunin, y posteriormente, hacia el anarcosindicalismo. El movimiento
obrero en América Latina, y por extensión también en Cuba, estuvo en sus
comienzos más influenciado por el anarquismo que por el marxismo.
Época colonial
A mediados del siglo XIX, la
sociedad cubana estaba altamente estratificada, consistiendo en una clase
dirigente de criollos españoles propietarios de plantaciones de tabaco,
azúcar y café, una clase media de trabajadores de las plantaciones negros y
españoles, y una clase baja de esclavos negros. Los escalones más altos de la
sociedad estaban también profundamente divididos entre los criollos y los
españoles peninsulares, con los españoles altamente beneficiados por el
régimen colonial. Cuba era una colonia española, aunque había movimientos por
la independencia, por la integración en los Estados Unidos, y por la
integración con España. Las raíces del anarquismo se vieron por primera vez
en 1857, cuando se fundó una sociedad mutualista proudhoniana. Tras ser
introducido a las ideas de Pierre-Joseph Proudhon por José de Jesús Márquez,
Saturnino Martínez (un asturiano emigrado a Cuba) fundó el periódico La
Aurora en 1865. Dirigido a los trabajadores tabacaleros, incluía las primeras
advocaciones de sociedades cooperativas en Cuba. Durante la Guerra de los
Diez Años, entre los insurgentes contra España se incluían expatriados
procedentes de la Comuna de París, y otros influenciados por Proudhon,
incluyendo a Salvador Cisneros Betancourt y a Vicente García González.
Desarrollo inicial del movimiento
Para la década de 1880 se manifiesta
la primera influencia explícitamente anarquista, cuando José C. Campos
establece enlaces entre Cuba y anarquistas españoles que operaban en
Barcelona, importando panfletos y periódicos anarquistas. Al mismo tiempo,
muchos anarquistas españoles emigraron a Cuba, y se convirtió en algo muy
común entre los trabajadores el leer literatura anarquista en voz alta en las
factorías tabacaleras, de ese modo ayudando ampliamente a la diseminación de
las ideas anarquistas entre los trabajadores. Durante la década de 1880 y
hasta comienzos de la década de 1890, los anarquistas cubanos apoyaron un
método anarcocolectivista de organización y acción similar al de la Federación
de Trabajadores de la Región Española, siguiendo una línea de "a cada
cual según su contribución", en oposición al "[[De cada cual según
su capacidad, a cada cual según su necesidad|a cada uno según su
necesidad" de los anarcocomunistas.
Enrique Roig San Martín.
Enrique Roig San Martín fundó el
Centro de Instrucción y Recreo de Santiago de las Vegas en 1882, para
defender la organización del trabajo y distribuir literatura de
anarcocolectivistas de España. El centro tenía una política estricta, aceptando
a todos los cubanos, sin tener en cuenta su posición social, tendencia
política, o diferencias de color. El mismo año, la Junta Central de Artesanos
se fundó siguiendo la declaración de Roig San Martín de que "ningún
gremio ni organización de la clase trabajadora debería estar atada a los pies
del capital". Roig San Martín escribió para El Boletín del Gremio de
Obreros, y para el primer periódico explícitamente anarquista en Cuba, El
Obrero, que fue fundado en 1883 por demócratas republicanos pero que
rápidamente se convirtió en portavoz de los anarquistas cuando Roig San
Martín tomó el puesto de editor. Fundó entonces El Productor en 1887. Además
de San Martín, El Productor tenía escritores en las ciudades cubanas de
Santiago de las Vegas y Guanabacoa, y en las ciudades de Tampa y Cayo Hueso
en Florida, y publicó artículos reimpresos del periódico en lengua francesa
Le Revolté y en La Acracia de Barcelona.
Fundada en 1885, la organización
Círculo de Trabajadores se concentró en actividades educacionales y
culturales, hospedando una escuela laica para 500 estudiantes pobres y
mítines para grupos de trabajadores. Al año siguiente, líderes del Círculo
(con Enrique Creci a la cabeza) formaron un comité de ayuda para obtener
fondos para los problemas legales de ocho anarquistas de Chicago que habían
sido culpados de asesinato en relación con la revuelta de Haymarket. En mes y
medio, el comité había conseguido aproximadamente 1.500 dólares
estadounidenses para la causa. Además, unos días antes de las ejecuciones de
los anarquistas, el Círculo organizó una demostración de 2.000 personas en La
Habana para protestar contra la decisión del estado de llevar a cabo las
ejecuciones. El Círculo y El Productor fueron ambos multados, el periódico
por una editorial escrita por Roig San Martín sobre las ejecuciones, y el
Círculo por mostrar una pintura que conmemoraba la ejecución. El gobierno
colonial también prohibió las demostraciones que deberían mantenerse cada año
en aniversario de la ejecución.
Fortalecimiento de la organización y
la acción
La primera organización
explícitamente anarquista, la Alianza Obrera, fue fundada en 1887. Esta
organización participó junto con la Federación de Trabajadores de la Habana y
El Productor en el primer Congreso Obrero de Cuba, que tuvo lugar el 1 de
octubre de 1887. Al congreso atendieron principalmente trabajadores
tabacaleros, aunque no exclusivamente. Fue emitido un "dictum"
marcando seis puntos:
Oposición a todos los vestigios de
autoridad.
Unidad entre las organizaciones de
trabajadores a través de un pacto federativo.
Completa libertad de acción entre
todos los grupos.
Cooperación mutua.
Solidaridad entre todos los grupos.
Prohibición dentro de la federación
de todas las doctrinas políticas o religiosas.
Saturnino Martínez desaprobó el
resultado del congreso, favoreciendo ideas de organización más reformistas.
Esto condujo a una rivalidad entre él y Roig San Martín y la división de los
sindicatos en dos bandos.
Pronto tras el congreso, los
trabajadores tabacaleros inician una serie de huelgas en tres factorías, una
de las cuales duró hasta el final de noviembre. Más tarde, en el verano de
1888, las huelgas de los trabajadores tabacaleros llevan a un paro patronal
de los propietarios en más de 100 factorías. El Círculo de Trabajadores
organiza una colecta para apoyar a los trabajadores en paro forzoso, yendo
tan lejos como para enviar representantes a Cayo Hueso, en Florida, para
solicitar donaciones de trabajadores tabacaleros estadounidenses. En octubre
fue finalizado el paro patronal con los propietarios de las factorías
acordando reunirse con los trabajadores para llevar a cabo negociaciones. El
resultado de esta situación fue tan favorable para la Alianza Obrera que el
sindicato vio aumentar su número de miembros desde los 3.000 hasta los 5.000
en los siguientes seis meses, convirtiéndose así en el sindicato más fuerte
de Cuba. Al año siguiente, Roig San Martín muere a los 46 años de edad, unos
días después de ser liberado de prisión por el gobierno colonial español; a su
funeral asisten supuestamente unas 10.000 personas afligidas. Solo unos meses
después, en respuesta a un paro patronal/huelga en la industria tabacalera,
el jefe colonial Manuel Salamanca y Negrete cerró el sindicato de
fabricantes, la Alianza Obrera y el Círculo de Trabajadores, aunque se
permitió a las cuatro escuelas mantenidas por el Círculo mantenerse abiertas,
y el Círculo en su totalidad obtuvo permiso de la nueva administración para
reabrir al año siguiente.
La respuesta del gobierno y la
Guerra de la Independencia
Portada de El Productor conmemorando
los incidentes de Haymarket
La primera celebración del 1 de mayo
en Cuba se llevó a cabo en 1890, y consistió en una marcha seguida de un
mitin en el que hablaron 18 anarquistas. En los días siguientes, las huelgas
de trabajadores en muchas industrias llevaron al gobierno colonial a cerrar
de nuevo el Círculo de Trabajadores, anulando la decisión al enfrentarse con
un manifiesto de protesta firmado por 2.300 trabajadores. Más tarde ese mismo
año, once anarquistas fueron juzgados por el asesinato de Menéndez Areces,
director de la moderada Unión Obrera. Aunque los once fueron considerados
inocentes, el capitán general Camilo García Polavieja usó la situación como
pretexto para clausurar El Productor, y para la represión de los anarquistas
en general. En 1892, fue celebrado otro congreso de trabajadores en el que se
reconfirmaron sus principios anarcosindicalistas y se expresó solidaridad con
las mujeres de la clase trabajadora (una idea nueva dentro de una clase
trabajadora formada fundamentalmente por hombres, que sentían que debían competir
con las mujeres por el puesto de trabajo), declarando: "Es una necesidad
urgente no olvidarse de las mujeres, que comienzan a llenar los talleres de
muchas industrias. Son empujadas por la necesidad y por la codicia burguesa a
competir con nosotros. No podemos oponernos; ayudémoslas." Sin embargo,
el resultado de esto fue la supresión por parte del gobierno del movimiento
mediante la deportación, el encarcelamiento, la suspensión del derecho de
libre asociación, y el cierre de las oficinas centrales de las organizaciones
para sofocar los esfuerzos organizativos.
Durante la Guerra de Independencia
cubana, los anarquistas se unieron a otros miembros del movimiento sindical
para distribuir propaganda a los soldados españoles, instándolos a no
oponerse a los separatistas, y a unirse a la causa anarquista. Algunos años
antes, los anarquistas habían adoptado las ideas propugnadas por los
anarquistas españoles de organización no solo en sindicatos, sino también
formando grupos anarquistas para educar a la gente y cometer violentos actos
contra el estado conocidos como "propaganda por el hecho", que
conllevaron a la Guerra de Independencia. Los anarquistas colocaron bombas
que destruyeron puentes y tuberías de gas, y contribuyeron al fallido intento
separatista de asesinar al capitán general Valeriano Weyler en 1896. Esto
condujo a una mayor represión del gobierno contra los anarquistas, cerrando
la Sociedad General de Trabajadores (que creció fuera del Círculo),
realizando deportaciones masivas de activistas, e incluso prohibiendo la
lectura en los puestos de trabajo.
Comienzos del siglo XX
Francisco Ferrer Guardia, anarquista
catalán cuya teoría educacional inspiró el establecimiento de escuelas por
parte de los anarquistas cubanos.
Tras la Guerra Hispano-Estadounidense,
que otorgó a Cuba su independencia de España, muchos anarquistas estaban
insatisfechos con las condiciones que persistían. Citaban condiciones que
eran perpetuadas por el nuevo gobierno, como la supresión de los movimientos
sindicales, las ocupaciones estadounidenses, y la insatisfacción con el
sistema escolar. Para 1899, los trabajadores anarquistas se habían
reorganizado, bajo la Alianza de Trabajadores. Para septiembre de este año,
cinco de los grupos organizadores habían sido arrestados, tras una huelga de
albañiles que se extendió a todos los oficios de la construcción. Durante
este tiempo, el organizador anarquista Errico Malatesta visitó Cuba, dando
discursos, y entrevistas a varios periódicos, pero los compromisos de sus
siguientes conferencias fueron pronto obstaculizados por el gobernador civil
Emilio Nuñez. En torno a 1902-03, los anarquistas y otros organizadores
sindicales comenzaron intentos para organizar la industria del azúcar,
entonces la mayor industria de Cuba. Pero los propietarios respondieron
rápidamente, y dos trabajadores fueron asesinados, con los crímenes nunca
resueltos.
Los activistas anarquistas también
centraron mucha de su energía hacia la preparación de la sociedad para la
revolución social a través de la educación. Los anarquistas dirigieron
escuelas infantiles para contrarrestar a las escuelas católicas y a las
escuelas públicas, creyendo que las escuelas religiosas eran el anatema de
sus ideas de libertad, y que las escuelas públicas eran demasiado a menudo
usadas para inculcar ideas de "nacionalismo patriótico" y desanimar
el pensamiento libre en los niños. En números de ¡Tierra!, un periódico
anarquista semanal (publicado desde 1899 hasta 1915, sacando más de 600
números), los escritores denunciaron el requerimiento de la escuela pública
de presentar lealtad a la bandera cubana, y animaban a enseñar a los niños
que la bandera era un símbolo de "inclinaciones cerradas y
divisivas". Los anarquistas alegaban que los estudiantes matriculados en
dicha educación se convertirían en "carne de cañón" en un conflicto
entre los líderes de los partidos liberal y conservador en 1906, que provocó
la intervención y ocupación de Cuba por los Estados Unidos hasta 1909. Aunque
los anarquistas habían dirigido escuelas desde aquellas del Círculo de
Trabajadores, no fue hasta 1906 cuando las escuelas empezaron a tomar un
rumbo menos tradicional. En 1908, los anarquistas incluyeron un menifiesto en
números de ¡Tierra! y La Voz del Dependiente, llamando al establecimiento de
escuelas modeladas de forma similar a la Escuela Moderna de Francisco Ferrer
Guardia.
Represión y actividad sindical
En 1911, tras una huelga sin éxito
de los trabajadores tabacaleros, panaderos y carreteros, todos apoyados por
¡Tierra!, el nuevo secretario gubernamental, Gerardo Machado, deportó a
muchos anarquistas españoles y encerró a muchos anarquistas cubanos. La
política represiva instituida en este periodo continuaría durante 20 años.
Después de que Mario García Menocal se hiciera con el control del gobierno
cubano en 1917, varias huelgas generales fueron recibidas con violencia por
parte del estado. Varios organizadores anarquistas fueron asesinados por el
estado, incluyendo a Robustiano Fernández y a Luis Díaz Blanco. Sin embargo,
los anarquistas respondieron con la misma moneda con sus propios actos
violentos. A tiempo, un grupo de 77 personas que el gobierno había denominado
como "mafia anarcosindicalista" fueron deportados a España. Del
mismo modo, las publicaciones anarquistas fueron prohibidas (habiendo sido
¡Tierra! cerrada en 1915), y el Centro Obrero anarquista fue obligado a
cerrar. Tras el Congreso anarquista de 1920 en la Habana, tuvieron lugar
varios bombardeos, incluyendo uno en el Teatro Nacional cuando se encontraba
actuando Enrico Caruso, que ganaba entre 15 y 20 veces el salario anual de un
trabajador medio cubano con cada actuación individual. Al año siguiente,
Menocal perdió el control del gobierno, que pasó a Alfredo Zayas y Alfonso,
conduciendo a una proliferación de la actividad anarquista. El grupo de
¡Tierra! comenzó a publicar libros y panfletos, y al menos se publicaban
otros seis periódicos anarquistas regulares.
En este tiempo, los
anarcosindicalistas estaban todavía a la cabeza del movimiento obrero en
Cuba. Sin embargo, aunque las industrias marítima, ferroviaria, de
restauración y tabacalera eran controladas por anarquistas organizados, no
fue hasta 1925 cuando una gran federación anarquista fue organizada con éxito
por los trabajadores. Similar a la Confederación Nacional del Trabajo de
España, los miembros no anarquistas de la Confederación Nacional Obrera
Cubana eventualmente formaron el Partido Socialista Popular en agosto de
1925. Para este tiempo, muchos anarquistas (incluyendo a Alfredo López y a
Carlos Baliño) habían sido barridos por la excitación sobre la Revolución
rusa, y se habían convertido en partidarios de formas mas autoritarias de
organización. Muchas huelgas tuvieron lugar durante el otoño de 1925, y el
gobierno, de nuevo bajo el liderazgo de Machado, fue rápido en la supresión
del movimiento laboral. Varios líderes sindicales fueron fusilados, y varios
cientos de anarquistas españoles fueron deportados en un mes. Machado afirmó:
"Tenéis razón; yo no se lo que es el anarquismo, lo que es el socialismo,
lo que es el comunismo. Para mi todos son lo mismo. Todos son malos
patriotas". Alfredo López, entonces secretario general de la CNOC, fue
arrestado primero en octubre de 1925, y animado a unirse al gobierno, seguido
de un segundo arresto en julio de 1926. Estaba "desaparecido" en
este momento, apareciendo su cuerpo en 1933, tras la caída del gobierno de
Machado.
Reorganización tras la partida de
López y los españoles
Bandera del Movimiento 26 de Julio
de Fidel Castro, una organización contraria a Fulgencio Batista que reclutó a
muchos anarquistas cubanos en los años 50.
Con la falta de López, el control
sobre el CNOC estaba en pugna entre los anarquistas y los comunistas. Para
1930-31, el CNOC había sido tomado por los comunistas, con los anarquistas
siendo enviados a la policía, todavía bajo el control de Machado. Muchos de
los anarquistas españoles implicados decidieron volverse a España. Siguiendo
la aprobación por el nuevo gobierno de una ley por la cual al menos la mitad
de los empleados de un patrón debían haber nacido en Cuba, un gran número de
anarquistas de Cuba nacidos en España fueron forzados por la necesidad
económica a regresar a España, lo que menguó ampliamente la influencia del
movimiento anarquista en Cuba. Sin embargo, pronto fue fundada la Juventud
Libertaria por una generación más joven de anarquistas, y para 1936, tras el
comienzo de la Guerra Civil española, los anarquistas cubanos habían fundado
la Solidaridad Internacional Antifascista (SIA), para ayudar en el envío de
dinero y armas a la CNT y la Federación Anarquista Ibérica. Muchos
anarquistas nacidos en Cuba fueron a España a unirse a la lucha, junto con
muchos anarquistas nacidos en España exiliados de Cuba.
Con los derechos garantizados por la
constitución cubana de 1940, los anarquistas pudieron organizarse de nuevo
con un menor riesgo de muerte o deportación. La SIA y la Federación de Grupos
Anarquistas de Cuba se autodisolvieron, formando sus miles de miembros la
Asociación Libertaria de Cuba. La ALC mantuvo el Primer Congreso Nacional
Libertario en 1944, eligiendo un secretario general, y un secretario
organizativo. Fue seguido por un segundo congreso en 1948, en el que el
anarquista alemán Augustin Souchy pronunció el discurso inaugural. También se
eligió un órgano de propaganda oficial para la ALC, Solidaridad Gastronómica,
que fue publicado de forma mensual hasta su clausura por el gobierno de
Castro en diciembre de 1960. Se celebró un tercer congreso en 1950,
centrándose fuertemente en mantener el movimiento obrero apolítico y libre de
interferencia por parte de los políticos y los burócratas. A mediados de los
años 50, Fulgencio Batista estaba de nuevo en el poder tras un golpe de
estado con éxito. Muchos anarquistas se unieron a los grupos guerrilleros que
luchaban contra el gobierno de Batista, incluyendo al Movimiento 26 de Julio
de Fidel Castro, que llevó a Batista a huir de Cuba el último día de 1958.
Período postrevolucionario
1960-1961
Durante los primeros días tras tomar
el poder, Castro expulsó a conocidos anarcosindicalistas de la Confederación
de Trabajadores de Cuba. Debido a esto, y por una sospecha general hacia los
gobiernos, el consejo nacional de la ALC publicó un manifiesto denunciando al
gobierno de Castro y sus acciones. El periódico Solidaridad Gastronómica
también denunció su descontento con el gobierno, diciendo que era imposible
que un gobierno fuera "revolucionario". En enero de 1960, la ALC
decidió en asamblea, pedir apoyo a la Revolución Cubana, declarando al mismo tiempo
su oposición a los totalitarismos y las dictaduras. A finales de año, el
periódico del grupo (Solidaridad Gastronómica) sería cerrado por el gobierno.
El número final conmemoraba la muerte del anarquista español Buenaventura
Durruti, y contenía un editorial declarando que las "dictaduras del
proletariado" eran imposibles, opinando que ninguna dictadura podía
pertenecer al proletariado, tan solo dominarlo.
Durante el verano de ese mismo año,
el anarquista alemán Augustin Souchy fue invitado por el gobierno de Castro
para inspeccionar el sector agrario. No quedó impresionado con lo que se
encontró, y declaró en su panfleto Testimonios sobre la Revolución Cubana que
el sistema era demasiado similar al modelo soviético. Tres días después de la
partida de Souchy de Cuba, la tirada completa fue incautada y destruida por
el gobierno. Sin embargo, una editorial anarquista argentina republicó el
panfleto al siguiente diciembre. Aproximadamente al mismo tiempo, la ALC,
alarmada por el movimiento del gobierno de Castro hacia una forma de gobernar
marxista-leninista, publicó una declaración, bajo el nombre Grupo de
Sindicalistas Libertarios para prevenir reacciones contra los miembros de la
ALC. El documento declaraba oposición al centralismo, a las tendencias
autoritarias, y al militarismo del nuevo gobierno. Tras la denuncia del
documento por parte del secretario general del Partido Comunista Cubano
(PCC), los anarquistas fracasaron en su búsqueda de un impresor que publicara
una reacción a la denuncia. La publicación El Libertario publicó su última
edición ese verano.
Siguiendo estas acciones, muchos
anarquistas eligieron pasar a la clandestinidad, recurriendo a la
"acción directa clandestina" como su único medio de lucha. Según el
anarquista cubano Casto Moscú, "un número infinito de manifiestos fueron
escritos denunciando los falsos postulados de la revolución de Castro y
llamando al pueblo a oponerse a ella... se pusieron en marcha planes para
sabotear las cosas básicas que sustentaban al estado". Después de que
Manuel Gaona Sousa, uno de los fundadores de la ALC y antiguo anarquista,
hiciera público un manifiesto apoyando al gobierno, y declarando
"traidores" a todos aquellos que se oponían al gobierno, Moscú y
otro anarquista, Manuel González, fueron arrestados en la Habana. Cuando
fueron liberados, ambos fueron inmediatamente a la embajada mexicana, donde
fueron aceptados. Finalmente, ambos viajaron de México a Miami, Florida,
donde se reunieron con muchos de sus compañeros cubanos.
Exilio
A partir de mediados de 1960, pero
acelerándose ampliamente en el verano de 1961, un gran número de anarquistas
cubanos emigraron a los Estados Unidos. Ese verano, en Nueva York, el
Movimiento Libertario Cubano en el Exilio fue formado por algunos de esos
exiliados, entrando en contacto con anarquistas españoles exiliados tras la
Guerra Civil española, que también vivían en Nueva York. Entraron también en
contacto con Sam Dolgoff y la Libertarian League, con sede en Nueva York.
Rápidamente, fueron recibidas donaciones de todo el mundo para los
anarquistas cubanos exiliados. Sin embargo, tras la publicación del
manifiesto de Gaona, las donaciones se acabaron pronto, ya que muchos
anarquistas en otros países fueron convencidos por los argumentos de este
documento. Como respuesta al amplio efecto de este manifiesto, el MLCE
publicó el Boletín de Información Libertaria con el apoyo de la Libertarian
League y el periódico de la Federación Libertaria Argentina. Entre muchos
otros, la FLA publicó un ensayo de Abelardo Iglesia titulado Revolución y
Contrarevolución que manifestaba las diferencias que los anarquistas cubanos
veían entre las revoluciones marxista y anarquista: "Expropiar a las
empresas capitalistas, entregándoselas a los trabajadores y técnicos, ESTO ES
LA REVOLUCIÓN. Pero convertirlas en monopolios estatales en los cuales el
único derecho del productor es obedecer, ESTO ES LA CONTRA-REVOLUCIÓN".
Mientras los cubanos exiliados en
los Estados Unidos estaban intentando conseguir fondos para apoyar a los
anarquistas encerrados en prisión en Cuba, el MLCE fue denunciado por
anarquistas estadounidenses y de otros países como marionetas de la CIA, y
"meros anticomunistas". El periódico anarcopacifista Liberation
publicó artículos a favor de Castro, lo que conllevó protestas del MLCE y la
Libertarian League delante de sus oficinas. Pero en 1965, el MLCE envió a
Iglesias a Italia para presentar el caso contra Castro ante la Federazione
Anarchica Italiana (FAI). La FAI quedó convencida, publicando condenas en
periódicos anarquistas italianos tales como Umanità Nova, y recolectando
firmas de condena de la Federación Libertaria Argentina, la Federación
Libertaria Mexicana, la Anarchist Federation of London, la Sveriges Arbetares
Centralorganisation, la Federación Anarquista Francófona, y el Movimiento
Libertario Español.
A pesar de las denuncias de
organizaciones y periódicos anarquistas de todo el mundo, la opinión empezó a
cambiar en 1976, cuando Sam Dolgoff publicó su libro The Cuban Revolution: A
Critical Perspective. Además, en 1979, el MLCE comenzó la publicación de una
nueva revista titulada Guángara Libertaria, republicando el artículo de
Alfredo Gómez The Cuban Anarchists, or the Bad Conscience of Anarchism. En
1980, el MLCE y Guángara Libertaria apoyaron la evacuación masiva de cubanos
de Cuba después de que muchos disidentes cubanos ocuparan la embajada peruana
en la Habana. Muchos de aquellos que habían abandonado Cuba en esta época se
unieron al colectivo editorial de Guángara. Para 1985, el colectivo tenía
corresponsales por todo el mundo, incluyendo México, Hawái, España, y
Venezuela. La revista llegó a una tirada de 5.000 ejemplares en 1987,
convirtiéndose en el periódico anarquista de mayor circulación en los Estados
Unidos. Sin embargo, en 1992, el colectivo cesó la publicación de GL, aunque
muchos de sus miembros continuaron publicando escritos.
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